lunes, 11 de diciembre de 2017

Bocana de la Ría de Aviles. Asturias.

La Ría de Avilés.Asturias.
La ría de Avilés surgió hace 290 millones de años. En todo este tiempo, la ensenada avilesina ha pasado de épocas doradas a días de agonía ecológica de las que todavía ahora se recupera, aunque es evidente la progresiva mejora de las condiciones del agua. Pero si por algo se caracteriza la ría avilesina es por ser el hilo conductor de la historia de la ciudad. Tras esos 290 millones de años, hace 30.000, durante el momento culminante del último período glaciar, el mar descendió unos 100 metros y la costa se retiró alrededor de 15 metros. Entonces el río se encajó en sus depósitos previos y excavó un valle que llegó a más de 40 metros de profundidad en Avilés. Luego llegaron los humanos y sus acciones explican el actual paisaje de la dársena.

La ría tal como la conocemos hoy es el resultado de la ampliación del puerto de Avilés sufrida en la década de los cincuenta al implantarse Ensidesa para dar salida y entrada a los productos metalúrgicos que se iban a fabricar en la nueva factoría. En la margen izquierda de la ría se encuentra la rula de Avilés (la primera de Asturias por volumen de descarga), la cofradía de pescadores y el puerto deportivo, cuyo número de amarres está experimentando un gran crecimiento en los últimos años. 


Si la ría es imponente

 de día 
de noche es indscriptible
tanta belleza
¡me asombro!
De la Deva hasta San Juan
con atardecer de fondo
se convierte en mil colores
para mi deleite y asombro.



 Peña la Cola de Caballo.



Al fondo la isla de La Deva.










Parque natural Ubiñas La Mesa.

Ubicado en la zona meridional y central de Asturias, cuenta con una incalculable riqueza natural y cultural.
El Parque Natural de Las Ubiñas-La Mesa comprende un territorio de montaña con relieve de pronunciados contrastes, del que se alza, cerca del límite con tierras leonesas, el macizo de Peña Ubiña, la segunda montaña más alta de la región tras los Picos de Europa, con altitudes superiores a los 2.400 metros.
Situado en el sector más meridional y central de Asturias, integra los terrenos de los concejos de Lena, Quirós y Teverga incluidos en la Reserva Regional de Caza de Somiedo.
Los valores ambientales que definen al parque son la diversidad biológica que presenta y su magnífico estado de conservación. En su superficie se encuentran ejemplos de más de la mitad de las familias vegetales asturianas, con más de un tercio del espacio ocupado por bosques maduros y dominados por el hayedo. La fauna cantábrica se encuentra muy bien representada, con especies como el oso pardo y el urogallo cantábrico, incluidas en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas, o la nutria y el desmán, dos grupos asociados a cursos de agua de elevada calidad ambiental. Las aves rapaces, el corzo, el venado, el rebeco, el lobo o el zorro forman también parte de su vida animal. Entre las aguas que discurren por el Parque Natural de Las Ubiñas – La Mesa, destaca el desfiladero formado por el río Val de Sampedro, en el que se encuentra Cueva Huerta, declarada Monumento Natural.
A esta riqueza ambiental se unen sus numerosos valores culturales. Cuenta con una de las más ricas estaciones rupestres del noroeste peninsular (Abrigos Rupestres de Fresnedo), de representaciones pictóricas de la Edad de Bronce – Edad de Hierro. Conserva además restos de la época castreña, aunque sin duda sus elementos más representativos son la Vía Carisa y el Camino Real de la Mesa, ambas calzadas romanas tan antiguas como los primeros indígenas astures, que comunicaba la región con la meseta leonesa. En los pueblos del entorno aún se pueden ver buenos ejemplos de la arquitectura tradicional de la montaña asturiana, con viviendas de piedra con corredores de madera. Junto a estos núcleos coexistieron las brañas, zonas de pasto de verano, en las que se construían las sencillas cabañas de piedra cubiertas de teja o escoba -los teitos-, además de los corros o cabanos, construcciones circulares con falsa cúpula de piedra.






Mis ojos no daban crédito
a esta belleza salvaje
los blanco de las montañas
la oscuridad de los valles.
El atardecer adorna
aún más estos parajes.